Francisco Trincâo, el único que faltaba para marcar en el Barça

El joven extremo portugués era el único delantero del equipo que no había anotado ningún gol

Tardó en llegar el primer gol, pero no pudo ser más oportuno. Ni más valioso. A tres minutos del final del partido ante el Betis, en otra actuación de un Barça voluble, permisivo en defensa y entonado en ataque para corregir en el área ajena los errores en la propia. Francisco Trincâo pudo gritar por fin la palabra definitiva en el fútbol.

Era el único que no lo había hecho. El único delantero que no había marcado un gol. Era el patito feo, no solo de la nómina de atacantes, sino de un equipo en el que había 16 goleadores distintos, más cuatro colaboradores involuntarios de otros equipos que se habían marcado en su propia portería. Menos él.

Pero Trincâo acabó con esa anomalía. Ahora, del solidario grupo de Koeman en el que se registran tantas aportaciones, solo faltan por marcar quienes no están exigidos a hacerlo. O no es su misión principal: tres defensas (Umtiti, Junior y Mingueza) y los dos mediocentros (Busquets y Pjanic). Trincâo, al menos, ha borrado el horroroso cero que le separaba de los otros atacantes. Lionel Messi, cómo no, lidera la producción con 17 tantos, seguido de Griezmann (12), Dembélé y Braithwaite (6), Ansu Fati (5) y Coutinho (3).

Acusación sin atenuantes

En ese violento tiro pudo expulsar Trincâo sus complejos, visibles en el terreno de juego, sobre todo en la comparación con los demás. El coste de 31 millones (menos 8 en los que fue tasado Abel Ruiz, que hizo el camino inverso a Braga) imperaba en el análisis de su rendimiento en un Barça asolado por la pandemia sanitaria y económica, sin que fuera un atenuante su antigüedad (en el club desde agosto), su procedencia (del modesto Sporting Braga de la liga portuguesa) ni su edad: Trincâo cumplió 21 años el 29 de diciembre y es el cuarto más joven de la plantilla después de Ansu Fati, Pedri y Sergiño Dest.

Pero ahora ya ha marcado un gol, lo que fue profusamente celebrado por los compañeros, conocedores del cero en el casillero de goles, y por Ronald Koeman, que veía fructificar la victoria y justificada la paciencia que tenía con Trincâo. «Es un jugador joven que ha venido a un club grande. Necesita tiempo para adaptarse, hemos intentado ayudarle, dándole minutos y partidos», dijo el técnico, repitiendo en público la confianza que había expresado al futbolista en privado al ver que podía sucumbir en el desánimo.

Progresión tardía

Al igual que otros futbolistas -Griezmann y De Jong son los casos más significativos- Trincâo también ha tardado en progresar. Sin goles que le dieran lustre, su mejoría ha sido lenta. Hasta que no ha empezado el año y emitía algún destello en la Copa, donde ha sido titular en los tres partidos.

Rozó el gol en Cornellà, brilló en Vallecas desbordando por la banda derecha, chutó al larguero en Granada, hasta que en el campo del Betis ese tiro se coló en la portería tras robar el balón a Víctor Ruiz. «Los últimos días chuté mucho pero no conseguí marcar, pero hoy sí y estoy muy contento. El gol no es importante, lo más importante es la victoria, y eso es lo que cuenta», dijo tras el triunfo.

Y, seguramente, Trincâo ya sabe lo que espera Koeman de él tras comenzar la temporada en un Barça desquiciado, siendo examinado y comparado con Messi, Dembélé, Coutinho, Griezmann, Braithwaite y Ansu Fati. Todos ellos ellos, menos los dos últimos, fueron testeados en el extremo derecho, su lugar habitual; todos, menos Messi, han desfilado por la banda izquierda, por donde ha aparecido en los últimos partidos.

«Me gusta mucho como jugador», aseguró Koeman en el Villamarín, achacando a «la mala suerte» que Trincâo no se hubiera estrenado antes. Comprensible sería que el joven delantero portugués estuviera acomplejado, y no solo por tener un mísero gol en la cuenta cuando sí los atesoraban Sergi Roberto, Riqui Puig, Araujo o incluso Dest, por no citar a Pedri (tres) o De Jong (seis).

No debe ser fácil entender para Trincâo por qué no ha empezado ningún partido de Liga y sus siete titularidades se reparten entre cuatro partidos de Champions (los dos del Ferencvaros, en Kiev y ante la Juventus) y los tres de Copa: Cornellà, Rayo y Granada. Sin embargo, ha intervenido ya en 28 de los 31 partidos oficiales. Y ha marcado un gol. El primero.

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