Un gusano de 500 millones de años de aspecto alienígena

La criatura, excepcionalmente conservada, arroja luz sobre cómo les creció la cabeza a estos animales

Investigadores canadienses han descubierto el fósil de un extraño gusano de aspecto alienígena que vivió hace 508 millones de años en el Parque Nacional Kootenay, en la Columbia Británica. Con el cuerpo completamente cubierto de cerdas largas como cabellos, esta curiosa especie parece un cepillo de fregar. Su descripción, publicada en la revista «Current Biology», no solo es llamativa. También puede ayudar a comprender el origen de la cabeza en los anélidos, un grupo muy diverso de animales que incluye sanguijuelas y lombrices modernas.

Como, explica Karma Nanglu, investigadora en el Museo Real de Ontario y autora principal del estudio, los anélidos se encuentran en casi todos los ambientes marinos, desde los respiraderos hidrotermales hasta los arrecifes de coral y el océano abierto, y también incluyen especies más evolucionadas que viven actualmente en tierra.

Aunque son bastante abundantes en los ambientes modernos, su historia evolutiva temprana, en particular el origen de sus cabezas, ha sido difícil de determinar, debido a un registro fósil relativamente pobre.

«Mientras que piezas aisladas de sus mandíbulas y algunos tubos son bien conocidos, la preservación de sus tejidos blandos es extremadamente rara», explica Jean-Bernard Caron, también del Museo Real de Ontario y profesor de la Universidad de Toronto. Por eso, el nuevo gusano, llamado Kootenayscolex barbarensis, puede dar muchas pistas al respecto.

El motivo es que, al contrario de otras formas de vida, esta criatura también presenta cerdas como cabellos en la cabeza, especialmente alrededor de la boca, lo que ha llevado a los autores a proponer una nueva hipótesis sobre la evolución temprana de la cabeza en anélidos. A su juicio, la cabeza del anélido evolucionó a partir de segmentos posteriores del cuerpo que tenían pares de cerdas.

Tejidos nerviosos

El Período Cámbrico (hace 541-485 millones de años) representa la primera vez que la mayoría de los grupos de animales aparecen en el registro fósil. Sin embargo, muchas especies poseían morfologías que eran muy diferentes a las de sus parientes modernos. «La combinación de nuevos descubrimientos fósiles, como Kootenayscolex, con una comprensión más profunda de los procesos de desarrollo presenta una poderosa herramienta para investigar estas morfologías únicas y, en última instancia, el origen de la diversidad animal moderna», señalan los autores.

Los investigadores recuperaron más de 500 ejemplares entre 2012 y 2016 en un lugar llamado Marble Canyon. De apenas 2,5 centímetros de largo, su pequeño cuerpo era realmente peludo, ya que cada uno de los 25 segmentos que lo componían lucía 56 cerdas. Además, tenía dos largos tentáculos en su cabeza. Algunos especímenes conservan restos de tejidos internos, incluidos posibles tejidos nerviosos. Es la primera vez que los científicos ven evidencias de características tan delicadas en un anélido fósil.

Los finos detalles anatómicos preservados en Kootenayscolex permiten a los científicos inferir no solo su posición evolutiva, sino también su estilo de vida. «Los sedimentos preservados en sus entrañas sugieren que, al igual que sus parientes en los ecosistemas modernos, estos gusanos desempeñaron un papel importante en la cadena alimentaria reciclando el material orgánico del sedimento».

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