Un Real Madrid incapaz cae con merecimiento en Mestalla

Con goles de Guedes y Garay, el Valencia le inflige la primera derrota a Zidane en su segunda etapa

Por Alejandro García

Si el Real Madrid transita por La Liga experimentando para el próximo año, a 13 puntos del Barça líder, el Valencia le puede servir como muestra de lo que es un equipo hecho, trabajado y eficiente. Enfrente estuvo un Madrid impotente, con conciencia de partido importante pero sin aptitudes aparentes como para afrontarlo con garantías. Los de Marcelino llevaron el partido hacia donde querían, con la superioridad en el centro del campo como eje central de la idea.

Sin Isco ni Bale, Zidane apostó por Marcelo para el partido más duro de su segunda etapa, ante un Valencia en ascenso constante que duerme a un punto de Champions, después de un camino largo y tortuoso que ha durado toda la temporada, desde su irregular inicio a su gran tramo final, todavía vivo en Europa y en la final de Copa.

El partido nació intenso, con los dos equipos más aplicados en la presión al rival que en la creación propia. El habitual 4-4-2 de Marcelino abortó con eficiencia las combinaciones de un Madrid que tocó y tocó, deambulando en inferioridad por el centro del campo, en busca de una verticalidad que no llegaba. El equipo de Zidane solo visitó el área con inofensivos centros, sin ventaja para sus atacantes, desconcertado con el balón en los pies, sin ideas ni alternativas para superar el planteamiento del rival.

El plan del Valencia

Sin atisbos de peligro en ninguna portería, el Valencia se fue entregando a un camino cada vez más directo para llegar al ataque, acomodado en su trinchera defensiva y con metros y velocidad para hacer daño, pero sin incidencia de Dani Parejo en el partido.

Cuando el internacional español empezó a ganar peso, el Valencia dio un paso adelante y encontró la magia de Guedes. El portugués cazó un balón en el borde del área, tras combinar con Soler, y engañó al todo la retaguardia blanca con un gesto del cuerpo que atisbaba un disparo con rosca, tocado, al palo largo. En vez de eso, un tiro certero y ajustado al palo corto para concretar en un gol la casi perfecta ejecución del plan de Marcelino.

Con el impulso del gol, el Valencia comprimió las ocasiones de gol en un vendaval que sobrepasó a un Madrid deshilachado, blando y metido atrás, que perdió la posesión, aunque fuera estéril, y desapareció del césped de Mestalla, en medio de un gran ambiente.

Los mejores minutos del Madrid

El descanso le vino al Madrid como agua de mayo, con el Valencia de vuelta a su versión más conservadora, en busca de contragolpes y con permiso para que los blancos pudieran tocar. El equipo de Zidane encontró algo de verticalidad a través de sus laterales y, con ellas, las primeras apariciones de un inédito Benzema, pero la inferioridad en el centro del campo siguió siendo una losa para un Madrid que se descubrió y empezó a sufrir.

Carlos Soler tuvo el segundo gol en sus botas, en otro contraataque de manual valencianista, que salvó Navas con una salida certera, mientras su homónimo valencianista no conocía el peligro en su portería. Minutos después fue Rodrigo el que generó otra acción peligrosa, justo antes de que Zidane removiera el árbol.

Entraron Isco y Bale, por Kroos y Asensio, y el Madrid creció algo en el partido de la mano de Modric, con más interés que acierto, como su equipo. Creció el nerviosismo en la retaguardia valencianista, pero casi en la misma medida la peligrosidad de sus ataques. Tuvo un contragolpe que se inició con clara superioridad y terminó con una dos remates cándidos, de tacón, de Gameiro y Soler.

Zidane recurrió a Mariano en el tramo final para buscar balones aéreos, pero el que encontró un cabezazo certero y monumental fue Garay, el central valencianista, para terminar de sentenciar a un Madrid con la estabilidad de un castillo de naipes. Ya en el descuento, Benzema retocó el resultado con un gol de cabeza, demasiado tarde.

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