Vuelve ‘Salvados’ con Jordi Évole en el ‘Astral’

La Sexta estrena este domingo en televisión la película sobre la labor de Òscar Camps y los voluntarios de Proactiva en el Mediterráneo central

Ya lo escribía Jordi Évole en estas páginas: «Un barco de ricos para los pobres». Esta es la historia del ‘Astral‘, un yate reconvertido en buque para salvar a los parias de la tierra en ese trayecto entre el infierno y la Europa que ellos creen el paraíso. Jordi Évole y su equipo explican la labor de las personas que les socorren en el mar. Òscar Camps y los voluntarios de Proactiva no pueden hacer más. Otra cosa es el futuro que les espere a los rescatados.

Tras su estreno en más de 100 salas de cine, el documental ‘Astral’ llega este domingo, 16 (21.30 horas), a la pequeña gran pantalla de La Sexta. Es un regreso diferente: Jordi Évole y su equipo de Salvados vuelven a la carga, más concienciados si cabe. Pero lo suyo no es activismo: es periodismo. El espectador no encontrará sensacionalismo ni pornografía de la muerte y la miseria. Pero sí emoción.

La película se inicia con la historia del barco, del Astral. Òscar Camps, alma de Proactiva Open Arms y premiado como Català de l’Any por EL PERIÓDICO, explica que a su vuelta de Lesbos, donde ya había ayudado a miles de refugiados, se propuso ir al centro del Mediterráneo, en el triángulo negro situado entre las costas de Libia, Sicilia y Malta, con un barco para rescatar personas.

Este documental tan poco comercial, como señala, Camps, hace ligeras vueltas atrás en el tiempo para explicar cómo el empresario Livio Lo Mónaco le cedió un velero que casi no usaba para esa misión. Y como un yate así, para poder ser un barco útil para su nueva misión, necesitó unos 300.000 euros procedentes de donaciones para poder ponerlo a punto y en condiciones. Y con un patrón, tripulación, médicos y socorristas profesionales.

Y la espera. Noches pendientes del radar y de los ‘dinguis’, las lanchas neumáticas llenas de personas que huyen de la miseria, de la guerra, del infierno. Botes con poca gasolina que no llegan sino hasta la zona donde Proactiva, Médicos Sin Fronteras u otras oenegés esperan para atenderlos. En la madrugada del 5 de julio se batió el récord de personas rescatadas, ¡4.500! El ‘Astral’ atendió a 600 y subió a su cubierta a 130 refugiados. A ninguno de los socorristas les importaba si eran refugiados políticos o económicos que huían de la miseria. Eran personas. Víctimas.

Iñaki, uno de los voluntarios de Proactiva, con el 'Astral' al fondo, en el Mediterráneo
Iñaki, uno de los voluntarios de Proactiva, con el ‘Astral’ al fondo, en el Mediterráneo

El responsable de ‘Salvados’ y su equipo muestran un gran respeto hacia los africanos rescatados y exhaustos, tirados en la cubierta del ‘Astral’. Bastan cuatro preguntas, cuatro frases y vers sus miradas tristes y cansadas. Camps y su gente les salvan de la muerte. Otra cosa es el futuro que les espera en una Europa que no es el paraíso que ellos sueñan.

Este pasado miércoles, Pablo Motos mostró de forma práctica en ‘El hormiguero’ cuánta gente cabe en uno de esos ‘dinguis’: hizo bajar a 80 personas del público y las hizo sentarse en los bordes y en el centro de un bote de similares dimensiones. Impresionaba. Como cuando Jordi Évole señaló en el cine donde presentó ‘Astral’ cuatro filas de butacas e indicó que la mitad de los espectadores podían caber en un ‘dingui’ de ese tamaño. ¡La mitad del aforo del cine!

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