Willy Colón, personaje DMH

Willie Colón nació el 28 de abril de 1950 en el territorio del Bronx de la ciudad de New York.

Sus padres eran puertorriqueños, pero fue criado por su abuela y su tía, quienes desde pequeño lo nutrieron de música tradicional puertorriqueña y de los ritmos típicos del repertorio latinoamericano entre ellos: el son cubano y el tango. A los 11 años mostró predisposición para los instrumentos de viento, iniciándose en el clarinete, posteriormente la trompeta y finalmente el trombón que fue el que lo consagró.

Desde muy temprano aprendió a discernir entre las imágenes y adjetivaciones despectivas que se vertían sobre la comunidad latina y la cruda realidad de los inmigrantes en la “Gran manzana”. De esta forma convirtió su trabajo artístico en un testimonio social vestido de sonoridad, cuyas letras narraron las incidencias de la marginalidad, el prejuicio y el desamparo de los inmigrantes.

Willie Colón cambió la trompeta por el trombón al mostrarse fascinado por la forma empleada por Mon Rivera para la interpretación de la bomba y la plena siendo su referencia Barry Rogers.

Colón es considerado por algunos como el arquitecto de la salsa urbana, desde sus comienzos se asoció al chico intrépido, sagaz y temerario que, a la fuerza, se abrió un espacio entre los grandes nombres de la música caribeña en el complejo mundo de Nueva York de los años 60, dominado por grandes orquestas como la de: Tito Puente, Eddie Palmieri, Charlie Palmieri, Ray Barreto, Machito, Tito Rodríguez y otras que interpretaban el jazz afro-cubano.

La entrada de Colón al mundo del disco fue uno de los momentos más significativos de la música salsa, en tanto fue el punto de partida más impactante que desarrollaría la nueva expresión salsera, en un intento por homogeneizar los trabajos que desde hacía varios años se realizaban en el mundo latino de Nueva York, como parte de una nueva propuesta sonora.

En sus inicios se le acusó de ser un músico estridente e inarmónico y era visto como un músico extraño, inexperimentado y forastero. Su apodo de “El malo” estuvo asociado a su capacidad interpretativa con el trombón, cuando realizó sus primeras apariciones con apenas 15 años de edad.

Luego haría de este apodo junto con Héctor Lavoe una especie de apología del delito que se expresó en las portadas y nombre de sus discos que referenciaban en forma jocosa e irónica la mafia y personajes del bajo mundo perseguidos por la justicia. Hizo su primera grabación en 1967 para el sello Futura de Al Santiago, pero tuvo mala suerte ya que el sello cerró.

Con 17 años, se integró al grupo de artistas que formaron el sello discográfico liderado y creado por Jerry Masucci y Johnny Pacheco: Fania records; que fue en gran parte responsable de la nueva propuesta sonora que se produjo en el mundo latino de la ciudad de New York, que posteriormente se denominaría “Salsa”.

Su primer álbum estaba propuesto para un cantante que no fue el agrado de los productores de Fania records, por lo que Pacheco sugirió a Héctor Lavoe, que tenía cierta experiencia y versatilidad.

Sus dos primeros álbumes titulados: “El malo” 1967 y “The Hustler” 1968 son considerados clásicos ya que su propuesta estaba imbuida en los ritmos de la época pero con un sonido donde estaba emergiendo una nueva propuesta que pugnaba por diferenciarse del boogaloo, el jala jala y el mambo y se adentraba a ritmos más tradicionales y típicos. La amalgama de guaguancó, Mozambique y bomba fue muy criticada por líderes de orquestas consagradas, sin embargo Willie Colón y otros músicos jóvenes no solo probaron ser buenos en términos musicales sino también en la venta de álbumes y lograron excelentes dividendos para la empresa discográfica, considerando, que se trataba de un artista completamente nuevo y desconocido.

Luego de su separación de Lavoe, Colón comenzó un crecimiento personal tomando clases de teoría musical, composición y arreglos orquestales y lanza dos álbumes en solitario uno de ellos puramente instrumental. Posteriormente realizó la producción de los discos de Hèctor Lavoe y se unió a Rubén Blades y otros cantantes en una de sus etapas de mayor intensidad creativa.

En 1975 produce su primer álbum independiente: «The good, the bad, the ugly», donde debuta cantando como solista en las canciones: “Toma”, “Cua cua ra cua cua” y “Guaracha”. En este álbum participan: Héctor Lavoe en dos temas y Rubén Blades cantando el tema de su autoría “El cazanguero”. En este álbum, Colón aborda la vertiente brasileña con la que había coqueteado en anteriores canciones y compone tres números instrumentales. Este trabajo: «…marcó el cierre formal de su primera orquesta con Héctor Lavoe como su cantante principal, una era de fama definitiva que duró 8 años y además significó el inicio formal de su período sinfónico y su debut como solista, así como el comienzo de una fructífera y larga relación con el panameño Rubén Blades, a quien le toca la difícil tarea de calzar los zapatos de Lavoe en la orquesta»

Una vez que Héctor Lavoe se lanza como solista con su álbum “La Voz” 1975; Willie Colón se encarga de la producción y arreglos de gran parte de las canciones, participando en los coros y aportando el tema que abre el LP: “El todopoderoso”. Lo mismo sucede con el segundo álbum de Lavoe en solitario «De ti depende» 1976.

En el año 1977 Willie Colón produjo una especie de ballet instrumental salsero: “Baquiné de angelitos negros”, basado en el poema de Andrés Eloy Blanco, donde amplía la orquesta para agregar: saxo, flauta, trompetas y violines y prescindiendo de los acompañamientos vocales. Este trabajo obtuvo escasa repercusión pero le sirvió al artista para familiarizarse con diversas tesituras y acompañamientos que luego emplearía en su carrera como solista, en lo que muchos consideran el disco precursor de la salsa sinfónica.

Ese mismo año Willie Colón y Celia Cruz graban “Only they could have made this album” 1977; donde la cantante en manos del talentoso y perfeccionista productor musical muestra un repertorio sólido, un sonido único y la cúspide de su poderío vocal; demostrando que era posible lograr el éxito sin la necesidad de apelar al formato de la Sonora Matancera.

A fines de los años setenta, Willie Colón estaba en la cúspide de su consagración artística y era considerado el productor musical más exitoso del sello Fania Records. Todos los cantantes lo buscaban para proyectar sus carreras, en un momento donde bandas tan exitosas como la de: Larry Harlow, Ray Barreto y Eddie Palmieri, comenzaban a mostrar signos de agotamiento dentro de sus propuestas musicales. Colón estaba lleno de proyectos: comenzaba a lanzar su carrera como cantante solista y junto a Rubén Blades formaba la pareja más exitosa del mundo salsero. Además de daba el lujo de producir a los cantantes más emblemáticos de la escena de New York: Héctor Lavoe, Celia Cruz e Ismael Miranda.

En este escenario y paralelamente a estas asociaciones, Willie Colón emprendió su carrera como solista debutando con el álbum: “Solo” 1979. Pasaron 10 años para que el artista, que sólo había participado en los coros y, que tuvo una participación en tres temas de su álbum de 1975, se lanzara como voz principal en un álbum que fue catalogado simultáneamente como: pretencioso, pomposo, exquisito, sinfónico y sobre producido. Pero de lo que no cabe duda es que, este trabajo marcó un hito formidable en la historia de la salsa de New York.

En 1983 Willie Colón y Héctor Lavoe se unen en el álbum “Vigilante”. Para aquel entonces Lavoe llevaba dos años sin grabar y su comportamiento errático había llevado su carrera a un futuro incierto. Por su parte Colón estaba encarando la disolución de su binomio de seis años con Rubén Blades. Este álbum presentó solo cuatro temas; siendo Willie el cantante del tema homónimo que abre el disco, destinado originalmente a ser parte de la banda sonora de un film, donde Willie encarnaría al maleante Rico Meléndez. Los otros temas fueron cantados por un Lavoe en plenitud de forma donde destacan: “Triste y vacía” y “Juanito alimaña” de Tite Curet Alonso que se convirtió en un éxito instantáneo.

Tiempo pa’ matar 1984 es la despedida formal de Willie Colón de Fania Record. En este trabajo continua explorando nuevas sonoridades y fusiones rítmicas además de letras jocosas como en la canción “El diablo”. En este álbum se produce la sustitución del “profesor Joe Torres” por el pianista Jorge Dalto e incluye al flautista Mauricio Smith que sería protagonista en varios temas. Entre las canciones destacadas del álbum se encuentran: “Tiempo pa’ matar” y “Callejón sin salida” firmadas por el propio Willie, donde se rememoran tiempos pasados de la vida en el barrio, mezclados con temas políticos y autobiográficos. El tema de mayor éxito radial resultó ser “Gitana” el cual posee evidentes aires españoles y cuya autoría pertenece a “Manzanita”.

A mediados de los años ochenta Fania Records estaba en medio de una debacle financiera, la que otrora fue una de las compañías disqueras más poderosas del mundo latino y por la que desfilaron los más connotados artistas de la música afro caribeña, hizo inversiones en negocios y películas que no tuvieron el éxito esperado. Con la partida de Rubén Blades y posteriormente de Willie Colón su más connotado productor musical, la compañía se sumerge en una especie de limbo del que nunca saldría. Nueva York dejó de ser el epicentro de la salsa que se desplazó hacia Puerto Rico con las orquestas de Cheo Feliciano, Bobby Valentín, Roberto Roena y La Sonora Ponceña; Venezuela con Oscar D’León y Colombia con el Grupo Niche.

En este contexto donde el boom de la salsa neoyorquina llegaba a su final remplazado por otras propuestas musicales más actualizadas como la salsa romántica y el merengue, Willie Colón produce su quinto álbum como solista: Criollo 1984. Apoyado en los arreglos de Marty Sheller, se lanza en una aventura donde compone y versiona varios temas de autores brasileños que exploran diversas tendencias rítmicas, dentro de una estética progresista y comprometida. Los temas más destacados fueron: “La era nuclear”, “Me das motivo” (Sullivan-Massadas), “Miel” (Caetano Veloso-Wally Salomao) y “Son ellos” (Tunal y Sergio Natureza); este último dedicado a los cantantes ciegos: Stevie Wonder, José Feliciano y Ray Charles. Este álbum fue producido para el sello RCA.

Cerrando la década de los noventa Willie Colón produce los álbumes: “Y vuelve otra vez” 1996 y “Demasiado corazón” 1998 completando un total de diez trabajos musicales en el período 1984-1998. En estas producciones Colón acusa cierto desgaste como compositor acudiendo a varios artistas que le cedieron susu temas entre los que destacó Amílcar Boscán quien cedió a Colón: “Cayo Condón”. Además se versionaron temas de Eros Ramazzotti, Pedro Guerra y Joan Manuel Serrat. Debe destacarse que la canción: “Demasiado corazón” fue utilizado como tema de una telenovela homónima.

Luego de estos trabajos musicales, Willie Colón entró en una larga pausa musical que rompió luego de diez años con el álbum “El malo II, Prisioneros del mambo” 2008, cuya producción duró más de dos años y en el que se incluyó: Salsa, balada, música urbana y música puertorriqueña. Entre los temas destacan: “Medley a Héctor Lavoe” donde canta las canciones: Periódico de ayer, El todopoderoso y El cantante. Otros temas destacados fueron: «Cuando me muera» “Narco mula” y el “El brujo”. En este disco Willie Colón es el compositor de ocho temas mientras que Amílcar Boscán aporta tres canciones.

En 2010 Willie Colón es invitado a grabar junto al cantante colombiano Fonseca la canción «Estar lejos», la cual les merece la nominación a los Premios Grammy 2010 por mejor canción tropical del año.

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