El City de Guardiola supera al Liverpool con apuros y se aferra a la Premier

El conjunto de Manchester queda a cuatro puntos de los ‘reds’ tras vencer con goles de Agüero y Sané

“Todo el mundo habla de lo que ocurrirá si perdemos, pero, ¿qué ocurrirá si ganamos?”, se preguntaba Pep Guardiola el miércoles, en vísperas del trascendental duelo entre el Manchester City y el Liverpool. La cuestión era pertinente. En un partido dramático, jugado con más sufrimiento que fútbol, los ‘citizens’ batieron al hasta ahora imbatible equipo de Jürgen Klopp (2-1) y reabrieron la lucha por la Premier. Un resultado que rebaja a solo cuatro puntos la distancia entre ambos en la tabla y traslada toda la presión a un Liverpool con la moral abollada de quien sabe que ha desaprovechado la gran oportunidad de descolgar a los campeones y de acariciar con la punta de los dedos un título que lleva 29 años esperando.

El partido más grande de la temporada en el fútbol inglés, la elegancia celeste contra la pasión carmesí, el choque cósmico entre los dos equipos más en forma del planeta (al menos, eso es lo que nos vendieron los entrenadores en los días previos) arrancó como un encuentro vulgar entre dos escuadras atenazadas por la responsabilidad. El miedo al error fatal se imponía a la voluntad de jugar la pelota y el resultado fue un toma y daca improductivo en el que lo único importante parecía ser mantener el balón alejado de la portería propia aunque eso supusiera no encontrar el camino al marco contrario.

A falta de fútbol hubo intensidad y, sobre todo, drama. Enormes dosis de drama. Y ningún momento resultó tan dramático como ese minuto 17 en el que la mejor jugada de ataque del Liverpool, bien conducida por Salah con la colaboración de Firmino, desembocó en un disparo al poste de Sadio Mané y el lío posterior entre Ederson y Stones acabó con la pelota sobre la línea de meta. Y más allá, porque apenas un centímetro de cuero salvó al City de encajar el primer gol.

El ‘Kun’ abre la lata

Paradojicamente la ocasión sirvió para desperezar al equipo de Guardiola, que después de verle las orejas al lobo empezó a hacerse con el control del partido y a jugar en el campo de los reds, que parecieron aceptar la situación sin inmutarse demasiado y se recostaron sobre su área. Mal hecho, porque cuando la pelota se va a vivir cerca de un jugador como Agüero es difícil que no acabe encontrando la red. Y así ocurrió en el minuto 40, cuando el ‘Kun’, tal vez el mejor futbolista sobre el césped, recogió un centro de Sané en la esquina del área pequeña y encontró un resquicio en el primer palo para fusilar a Allison y poner con ventaja a los suyos.

La segunda parte resultó más entretenida, por vivaz y reñida, aunque el fútbol de alta escuela prometido siguió sin aparecer. Más apocados y menos febriles de lo que en ellos es habitual, los hombres de Klopp se estiraron en busca de la portería de Ederson y no necesitaron crear grandes ocasiones para encontrar el gol en un remate de Firmino tras un preciso cambio de juego del valioso Alexander-Arnold.

Mandíbula de cristal

El tanto ‘red’ amenazó con sacar a la luz la vulnerabilidad del City, un campeón que en esta temporada ha demostrado en demasiadas ocasiones tener una mandíbula de cristal. Y de hecho los de Guardiola se tambalearon durante unos cuantos minutos en los que parecía que el Liverpool se había hecho con el gobierno del encuentro y tal vez de la Premier. Pero entonces llegó el zurdazo cruzado de Leroy Sané que culminó un rápido contraataque de los ‘citizens’ y ahí murió el partido. Y, con él, la leyenda del Liverpool invicto.

Los de Klopp siguen líderes, sí, pero deberán seguir remando, y de qué manera, si quieren conquistar la primera Premier de su historia. El Manchester City ha vuelto.

También te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *