La diseñadora venezolana desfilará el 11 de septiembre en el jardín de esculturas del museo
Carolina Herrera es de esas personas acostumbradas a conseguir lo que quieren. Después de 35 años en el negocio de la moda, la venezolana nacida en Caracas hace 78 años ha conseguido que el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el MoMa sea el escenario, en unos días, de la presentación de su colección para la primavera verano del 2018. En concreto, el espacio elegido será el famoso jardín de esculturas de Abby Aldrich Rockefeller. La cita, el lunes 11 de septiembre a las ocho de la tarde. Y el marco, la Semana de Moda de Nueva York.
Se trata de la primera creadora en presentar su colección a lo grande en este museo. «Nunca antes se había organizado un desfile de moda formal hasta este momento, ha explicado un portavoz del MoMA». En realidad Herrera quiere mostrar dos temporadas en el MoMA, resaltando así la relación de la marca y el compromiso con la ciudad, donde la empresa tiene su base de operaciones. La siguiente cita será en febrero, pero no al aire libre. Hace mucho frío en esas fechas en la ciudad de los rascacielos.
Este desfile se anticipa además a la primera exposición sobre moda que se hace en el MoMa desde hace 73 años. Se inaugurará el 1 de octubre bajo el título: ‘Items: Is Fashion Modern?’ y en la muestra se expondrá una colección de 111 piezas icónicas de ropa y accesorios de los siglos XX y XXI, que explorarán la relación entre la moda y su entorno desde la política y la tecnología hasta la identidad y la economía.
Carolina Herrera se suma a las recientes iniciativas de otros creadores norteamericanos que han abandonado el circuito convencional para mostrar sus colecciones en museos. Es el caso de Proenza Schouler o de la diseñadora y filántropa Tory Burch, que en sus últimas temporadas han apostado por el Museo Whitney de arte estadounidense, el edificio diseñado pel arquitecto Renzo Piano.
Carolina Herrera reside con su marido Reinaldo –llevan más de 50 años juntos– y sus perros en una mansión con jardín del exclusivo Upper East Side de Manhattan. De hecho la ciudad de Nueva York le ha servido en muchas ocasiones como inspiración de sus colecciones, que no atienden a las tendencias. Fue la primera en dar a conocer sus propuestas en el Metropolitan Club. Desde entonces, ha desfilado en los hoteles Plaza y Pierre, en Bryant Park, en las carpas del Lincoln Center y en el museo de arte Frick.
Su nombre es de los pocos veteranos que perduran al frente del negocio de la moda. Tras la muerte de Óscar de la Renta, las retiradas de Valentino y Ralph Lauren y las salidas de Diane von Fürstenberg y Donna Karan, ya solo queda ella al pie del cañón. «No se quiere retirar. Es feliz con lo que hace», recordaba en una entrevista su hija Adriana, que por cierto este verano se ha separado de su marido Miguel Báez, El Litri, tras de 13 años de matrimonio y con tres hijos en común.
El pasado mayo, Carolina Herrera también fue noticia porque su sobrino, el empresario venezolano Reinaldo Herrera, de 34 años, fue hallado muerto junto a un colega en una carretera que conecta a Caracas con la ciudad de La Guaira después de un presunto secuestro.
El nuevo desfile de Carolina Herrera será una prueba más de clacisimo y belleza por parte de una mujer hija de terratenientes que a los 15 años ya lució su primer Lanvin. En la presentación del libro que repasaba sus 35 años de idilio con la moda ya dejó claro algunos de sus principios. «No hay nada que envejezca más a una mujer que vestirse como una joven», dijo entonces en Madrid la eterna dama de las camisas blancas.