El Sistema Solar con cien planetas

Plutón dejó de ser un planeta en 2006. Científicos han propuesto revisar esto y usar una clasificación diferente que incluiría a planetas enanos y satélites en esta categoría

Los primeros astrónomos pensaban que el cielo estaba formado por una cúpula celeste donde había estrellas inmóviles. Junto a estas, había otros puntos luminosos que se movían, así que pensaron que era buena idea llamarlos «estrellas errantes», o lo que es lo mismo, planetas. Parecía claro que Mercurio, Venus y hasta la Luna eran planetas, porque se movían por el cielo, pero en el siglo XVII se concluyó que la última era un satélite de la Tierra. Ya a finales del siglo XX se habían descubierto tantos pequeños mundos en el Sistema Solar, que empezó a no estar claro qué era un planeta y qué era algo más pequeño. Por eso, en 2006 la Unión Astronómica Internacional (IAU), un organismo formado por 10.000 astrónomos de todo el mundo, definió por primera vez este concepto. El problema es que la decisión sacó a Plutón de la categoría de planeta. Esto no le gustó a todos los científicos.

La polémica y el debate siguen abiertos hoy en día. Han aparecido facciones de astrónomos totalmente enfrentadas. Entre los detractores está Kirby Runyon, un científico planetario de la Universidad Johns Hopkins, Estados Unidos. Recientemente trató de reavivar el debate y presentó una propuesta de «definición geofísica de planeta» ante la conferencia internacional de ciencia planetaria, celebrada en Woodlands, EE.UU.

«Decir que Plutón no es un planeta es ridículo», explicó Runyon por teléfono. «La definición de la IAU ignora por completo las propiedades intrínsecas de los objetos. Solo tiene en cuenta cuáles son sus órbitas. ¿Cómo puedes decir que Plutón no es un planeta después de ver su compleja geología o su gruesa atmósfera azul (ambas observadas por la nave «New Horizons», de la NASA, en 2015)».

Plutón «murió» en 2006. Después de dos semanas de intensos debates, la IAU aprobó en asamblea la actual definición de planeta y que no se aplica a este mundo: un planeta es un objeto que gira en torno al Sol, que tiene tanta masa como para que la gravedad lo comprima y le de forma redonda, y además es el objeto dominante en su entorno, de forma que su vecindario está «limpio» de otros cuerpos, cosa que no ocurre con Plutón. Estos criterios tienen en cuenta la posición actual de los objetos, algo que a su vez depende de cómo se formó el Sistema Solar. De acuerdo con esta decisión, en la actualidad hay ocho planetas.

Pero según la definición geofísica, ya defendida en 2006 y ahora recuperada por Runyon, cualquier cosa redonda, más pequeña que una estrella y que no sufre reacciones nucleares en su interior, es un planeta. Esta definición tiene en cuenta las características geológicas de los objetos. De acuerdo con ella, Plutón volvería a ser un planeta, y junto a él, otros muchos pequeños mundos entrarían en esta categoría, como ocurriría con los pequeños Ceres, Caronte y Sedna. Los satélites de los grandes planetas, muchos de ellos con corteza, núcleo y complejos ciclos geológicos, también entrarían en esta categoría. Esto afectaría a Titán o a Europa, satélites de Saturno y Júpiter, e incluso a la Luna. Todos ampliaría la lista de planetas hasta los 110.

Runyon explicó que su definición no trata de sustituir a la oficial. Pretende que se use porque «es más útil» para los científicos planetarios, y porque cree que la palabra planeta tiene un gran impacto psicológico sobre el público. «Con esa palabra la gente piensa que esos lugares son interesantes y que hay que visitarlos. Quiero aprovechar esto para que las personas amen la exploración del espacio». ¿Para qué? Entre otras cosas porque esto facilita que los gobiernos destinen fondos a esto.

Alan Stern acompaña a Runyon en esta propuesta. Dirige la misión «New Horizons», que fue lanzada a Plutón en enero de 2006 y que llegó a este mundo ya en 2015. Lo que no esperaba es que, en agosto de 2006, meses después del lanzamiento, la IAU decidiera que Plutón no era un planeta sino un planeta enano. Stern dijo que esta decisión «apestaba», y desde un principio se convirtió en un abanderado de la definición geofísica. A través de correo electrónico, explicó que seguirán adelante en su empeño, probando varias opciones, pero que no contarán con la IAU, «porque este no es el grupo adecuado».

Científicos «empecinados»

Julio Fernández, astrónomo uruguayo, no está de acuerdo con Stern. Él fue quien propuso, en 2006, la primera definición de planeta ante la IAU. «Creo que algunas personas están empecinadas con este asunto. Claramente es el caso de Alan Stern y otros», explicó por teléfono. Recuerda las dos semanas en las que se fue eleaborando la definición de planeta como días muy intensos. En un principio no fueron conscientes de la repercusión de la nueva definición. «Fue muy excepcional, muy polémico. Fue algo histórico», recordó.

Gonzalo Tancredi, vicepresidente de la División de Sistemas Planetarios de la IAU también participó en la redacción de la definición. Aunque la decisión se aprobó en una asamblea de 500 participantes, el concepto fue tomando forma a partir del trabajo de un puñado de científicos. «La IAU es el único organismo internacional que vela por la astronomía y la única que puede hacer la definición de planeta», explicó. Normalmente no toma decisiones tan polémicas, pero la IAU es también, por ejemplo, la que establece qué es el tiempo, a partir de la definición del segundo. En este caso, emplazó a Runyon a que presentara su propuesta de forma oficial ante la IAU.

Noemí Pinilla, científica planetaria española, cree que la propuesta geofísica no va a acabar con el debate. Le parece simplista y que no tiene en cuenta cómo se formó el Sistema Solar. En todo caso, recordó que las definiciones solo son «herramientas de clasificación». Y pronosticó que, a medida que aprendamos más, habrá que ampliarlas. Esto será especialmente importante a medida que se descubran nuevos sistemas solares. Aún queda toda una galaxia por descubrir.

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