El ‘otro Barça’ arranca un punto de supervivencia ante el Celta

El equipo azulgrana, repleto de suplentes, logra un meritorio empate en Vigo (2-2)

Por Marcos López

Al borde del abismo transitó el Barça en Vigo, algo que ya es habitual con las vacas sagradas. Y con más razón aún si Messi y Suárez están en el banquillo, mientras Iniesta, Piqué, Busquets y Rakitic lo miraban desde su casa por la tele. Ahí estuvo a punto de caerse, incapaz de gobernar al endemoniado Iago Aspas, que se convirtió en una tortura para la inusual y experimental defensa azulgrana.

Aunque no se cayó de puro milagro porque el Celta de Unzué se topó primero con Ter Stegen y después con su falta de puntería, retratada en ese balón de Boyé que salvó casi sobre la línea de gol Digne permitiendo así que el líder manenga su récord. Son ya 40 jornadas consecutivas sin perder, incluyendo, por supuesto, los 33 de esta Liga.

Expulsión de Sergi Roberto

Ni con los suplentes acabó doblando la rodilla el Barça en una volcánica noche. Otra de tantas en Vigo donde no hay partido tranquilo ya que Aspas, el más listo de la clase, diríase que el más pillo, logró firmar el empate con ese remate con la mano adelándose a Ter Stegen. Era cuando el equipo de Valverde ya jugaba con 10 futbolistas por la expulsión de Sergi Roberto.

Un error de Yerry Mina en el pase permitió que Aspas explotara la pradera que quedaba a la espalda del colombiano, obligando a Sergi, que había entrado por un pasivo André Gomes, a sacrificarse por el bien del equipo. Agarró al diabólico delantero del Celta y Valverde se quedó con un jugador menos, tiritando como todos los azulgranas porque el abismo estaba ahí. El abismo de una derrota nada dolorosa, pero que rompía un recorrido de imbatibilidad de agosto a abril.

La unidad B

Era un Barça revolucionario en su aspecto. La unidad B en toda su extensión, incluyendo a los dos fichajes más caros de la historia (Coutinho y Dembélé) ante un atrevido Celta. Pero en el primer cuarto de hora, y guiado por la personalidad de Denis, encajado justo detrás de Alcácer, el nueve, el equipo de Valverde se sintió tan cómodo que gobernó el partido. Hasta le quitó el balón al Celta.

Llegaba con peligro gracias a la personalidad de Denis, quien detectaba mejor que nunca las llegadas de Paulinho. El Barça, como ya es tradición, se sostenía gracias al pecho de acero de Ter Stegen, que posee unas inacabables manos para llegar al rincón más lejano.

De error en error

El partido estaba realmente entretenido ya que el arranque inicial azulgrana quedó eclipsado por los diabólicos movimientos de Iago Aspas. Un error en la salida del balón de Jonny activó un contragolpe fulminante del Barça gracias a la conexión entre Coutinho, Alcácer y Dembélé, quien andaba disfrazado de falso nueve para soltar un gran zurdazo que acalló Balaídos. Ese fallo, tan infantil como innecesario, aturdió al equipo de Unzué, que no tenía entonces respuestas. Pero halló, curiosamente, en André Gomes a su mejor aliado.

Otro mal pase del portugués en el inicio de una irrelevante jugada de ataque del Barcelona se transformo en un certero contragolpe. Jonny, que venía casi desde su casa, batió a Ter Stegen. Quien a hierro mata, a hierro muere. Luego, el caos de la segunda parte, pese a que Messi en el campo quiso (y sin éxito) trasladar calma, todo interrumpido por la expulsión de Sergi Roberto, enterrando la ventaja que daba ese gol firmado a la vez por Paulinho y Alcácer. Hasta que Aspas metió la mano, con el líder angustiado defendiendo un punto junto a Ter Stegen, incapaz ya de asomarse a la casa gallega porque no tenía ni piernas ni fuerza.

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