El palco del Barça está que arde

Rousaud dimite junto a otros cinco directivos, arremete contra Bartomeu y denuncia que «alguien ha metido la mano en la caja»

Emili Rousaud pretende abandonar la nave azulgrana con una abierta declaración de hostilidades contra Josep Maria Bartomeu. El exvicepresidente azulgrana, que formalizó el jueves por la noche su dimisión junto a otros cinco directivos de la junta, soltó este viernes una bomba descomunal en una entrevista en Rac-1, de las que hacía años que no se veía alrededor del FC Barcelona. «Sinceramente creo que alguien ha metido mano en la caja».

La denuncia de corrupción por parte del que debía haber sido el candidato presidencial continuista hace pedazos cualquier aspiración de Bartomeu de cerrar de forma controlada una crisis abierta por él mismo. Provocó la primera detonación al reclamar el martes la dimisión de cuatro directivos, que se hizo efectiva en la noche del jueves con el añadido de dos miembros más. Pero las acusaciones de Rousaud incorporaron pólvora a la situación.

El FC Barcelona replicó pocas horas después con un comunicado en el que amenazaba con emprender acciones penales contra Rousaud ante «las graves e infundadas acusaciones». Bartomeu, que salta de un escándalo a otro sin descanso, optó por no salir a la palestra y evitar el rifirrafe, pero desde su entorno explican que, pese a sentirse dolido, interpreta las críticas del exvicepresidente como un aval a su decisión de romper una junta que juzgaba ingobernable, apartar a quienes consideraba que no remaban a favor y rodearse de un equipo cohesionado en el complejo tramo que le queda hasta el verano del 2021.

Este fin de semana planea convocar una junta telemática para rematar la remodelación de una junta que ha bajado de los 19 a los 13 integrantes. Rousaud dijo en su nuevo tour radiofónico que tres directivos más estarían meditando seguir sus pasos. Desde el mismo club creen que como mucho podría dejar el palco uno más. La intención de Bartomeu es suplir las bajas con al menos una entrada.

La dimisión en bloque de seis directivos evoca a motines de épocas anteriores, la última durante la presidencia de Joan Laporta en el 2008. No obstante, en este caso la diferencia es que el propio Bartomeu es quien ha activado el botón de la expulsión, digerida particularmente mal por Rousaud, que ha abierto fuego indiscriminado contra el presidente y se atrevió a hablar no solo de administración desleal sino incluso de corrupción.

Aludió al escándalo de las redes sociales, el llamado Barçagate, y al sobrecoste en la contratación de servicios de monitorización que en ocasiones derivó en la creación de perfiles desde donde se criticaba a jugadores propios como Messi y Piqué. «Si pagas un millón de euros por un trabajo que tiene un coste de mercado de 100.000… Blanco y en botella», soltó el empresario.

Compensación al club

Sacó de la sospecha a compañeros de la directiva. «¿Quién ha sido? En absoluto es alguien de la junta. No sé quién ha sido, pero se puede sospechar…», dijo el ya exdirectivo. No quiso dar nombres. «No tengo pruebas y por tanto no puede decir quién». Pidió en cualquier que se compense al club por el que considera un desfalco de 900.000 euros.

En la noche del jueves los cuatro directivos señalados por el presidente hicieron efectiva su salida (Rousaud, Enrique Tombas, Silvio Elías y Josep Pont), y a ellos se le unieron dos miembros más, Maria Teixidor, a la que Bartomeu trató en vano de convencer de que siguiera, y Jordi Casamaglia, quien a última hora de ayer se desmarcó de la estrategia de Rousaud.

A vueltas con la auditoría

El presidente de la empresa Factor Energia admitió haber colisionado también con Bartomeu por la rebaja salarial de los futbolistas. Demasiado escasa a su gusto, «insuficiente para cubrir la desaparición de los ingresos. Pero nuestro consejo fue ignorado», opinó.

Respecto a la famosa auditoría, el exdirectivo aseguró que «está casi acabada. Tengo constancia de ello». Lamentó en este sentido que tres de los seis directivos que forman la comisión delegada (el propio Rousaud, Enrique Tombas y Maria Teixidor), la que debe valorar las conclusiones de la auditoría, ya se han ido. Sospecha el directivo que el presidente pretende sacarles de en medio para evitar una excesiva fiscalización de los resultados y sus consecuencias.

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