Marcell Ozuna jamás habrá de olvidar la primera noche en casa de la temporada 2017. El dominicano implantó una marca personal con seis remolcadas en un juego y pegó dos cuadrangulares para llevar a los Marlins a un triunfo 8-4 sobre los Bravos.
Delante de 36,519 aficionados en el parque de La Pequeña Habana, Ozuna confirmó su tórrido inicio al castigar con furia al abridor de Atlanta, Bartolo Colón, un hombre que en el pasado solía dominar a la joven tanda de Miami.
Ya no más. Ozuna, miembro de eso que los jerarcas de los peces gustan de llamar el «núcleo», lideró una ofensiva de 10 imparables con el segundo encuentro de su carrera con más de un bambinazo de vuelta entera.
El mejor amigo de José Fernández dentro del equipo -su vestidor está justo al lado del que pertenecía al lanzador cubano, ahora convertido en santuario protegido por un cristal- no quería dejar pasar una ocasión tan especial para recordar a quien llamara su «hermano».
Fernández, por su parte, le decía «Ozo».
«Sentí su presencia al mil por mil, escuchaba su voz dándome ánimo», explicó Ozuna. «Cada vez que iba a batear le pedía que rezara por mí, a él y a Dios, que me escucharon y me dieron la fuerza para ayudar a mi equipo».
Con promedio de bateo de .423 y un slugging de .729, sería descabellado creer que Ozuna pueda continuar con un paso así, pero este buen inicio de contienda no se lo puede arrebatar nadie, ni siquiera la presencia misteriosa de un gato gris que correteó a sus anchas por la zona de la estatua que celebra los vuelacercas en el estadio.
«No me gustan los gatos y al principio pensé que nos traería mala suerte», agregó Ozuna. «Pero luego me dijo que si estaba ahí era por alguna razón. A lo mejor lo convertimos en nuestra mascota».
Todo ese ataque sirvió para darle una gran seguridad al abridor Dan Straily, quien se repuso de su horrenda primera apertura con los Marlins para llevarse el triunfo luego de cinco entradas con tres carreras -solo dos limpias- a su cuenta.
Straily todavía necesita reajustar sus armas, pero al menos rebajó su efectividad de 13.50 a 7.56 y dejó la sensación de que en los inmensos confines del Marlins Park le puede ir mejor en el futuro inmediato.
«Me sentí muy bien y espero sentirme más a gusto con cada nueva salida», comento el lanzador que llegó al club en el invierno. «Creo que vamos a estar bien, porque el equipo es muy completo».
A Straily le siguieron cuatro relevistas, el último A.J. Ramos, quien se apuntó el rescate.