El Barça quiere frenar las ansias del joven futbolista, que ya ha empezado a trotar, y descarta que vuelva antes de enero a los terrenos de juego como pregona el doctor finlandés que le operó
El Barça empieza a inquietarse por las noticias que están apareciendo estos días alrededor de la repentina y sorprendente recuperación del delantero francés Ousmane Dembélé. Por si faltaba algo, el cirujano finlandés que lo operó, el prestigioso Sakari Orava, no para de aparecer en los medios españoles asegurando que la recuperación del millonario fichaje azulgrana va por muy buen camino y no le extrañaría, hasta a eso se atreve, a que pudiese volver en el clásico del Santiago Bernabéu, el 23 de diciembre.
Dembélé, que precisamente ayer se puso por vez primera las zapatillas, que no las botas de fútbol, y trotó ligeramente, sin prisas, sin esfuerzo, simplemente trotar un poco por el foso de arena de la Ciutat Esportiva Joan Gamper del Barça, está cumpliendo los plazos normales en un tipo de lesión e intervención quirúrgica muy, muy, delicada.
«Nadie, absolutamente nadie, en el club y mucho menos en los servicios médicos y recuperadores del Barça, tiene previsto que Dembélé pueda jugar antes del próximo año», señaló ayer a EL PERIÓDICO una fuente médica azulgrana digna de todo crédito. Esa misma fuente no quiso opinar sobre las optimistas declaraciones del doctor Orava, pero todo el mundo tiene claro en el club azulgrana que se trata de una manera de hacerse publicidad, ya que para el médico finlandés sería todo un éxito que el joven delantero francés, de 20 años, volviese antes de los cuatro meses previstos.
Dembéle, que acude cada día a la Ciutat Esportiva a primera hora de la mañana acompañado de sus amigos, que viven con él en la casa que ha alquilado en Sant Joan Despí, no puede hacer más de lo que hace. Es decir, por más horas que pasase con el doctor Ricard Pruna y los recuperadores azulgranas no podría adelantar su vuelta a los terrenos de juego, ya que la rotura en el tendón del bíceps femoral de la pierna izquierda que sufrió en campo del Getafe precisa de una recuperación con plazos muy concretos.
«Nadie parece tener en cuenta que se trata de un jugador franquicia, de nuestro fichaje estrella de la temporada», señaló la misma fuente, «y que no fue fichado únicamente para jugar el próximo clásico sino para jugar muchos años al más alto nivel. Todo ello, además, teniendo en cuenta que el músculo que le ha sido reconstruido es el más delicado de todos y el más importante en un jugador de sus características, que precisa ser explosivo, esprintar con eficacia y, por tanto, no volverá a jugar hasta que no tengamos garantías plenas de que está más que bien, más que recuperado».
Dentro del club se tiene en cuenta que el extremo francés es un chico muy joven que nunca ha sufrido una lesion grave y, en ese sentido, tampoco conoce las pautas de una recuperación así, tan delicada, que requiere de tanta paciencia. Es por ello que se quieren frenar sus ansias por volver a jugar. Sería distinto si fuera su segunda o tercera lesion larga, pues conocería su cuerpo y cómo llevarlo.
El Barça no descarta que Dembélé acorte ligeramente los plazos de recuperación, pero en ningún momento nadie del club, y mucho menos del cuadro técnico de Ernesto Valverde, líder en Liga y Champions, van a forzar la vuelta a los terrenos de juego de un muchacho en el que tienen puestas muchas esperanzas para los próximos 10 años.
Es posible, sí, que tras empezar a trotar ayer en el foso de arena, con suavidad y prudencia, dentro de unas semanas empiece a tocar balón. Pero solo posible. Y, sí, Dembélé se calzó hace unos días las botas, pero eran para hacer un anuncio de Nike. Nada más.