Bromuro de metilo, ¿la firma inequívoca de vida en otros mundos?

Muchos vegetales y microorganismos emiten gases que les ayudan a expulsar toxinas.

Típicamente, los gases de este tipo se generan cuando los organismos añaden un átomo de carbono y tres de hidrógeno a un elemento químico indeseable. Este proceso, llamado metilación, puede convertir las toxinas potenciales en gases que salen expulsados a la atmósfera sin más problemas. Si estos gases se detectaran en la atmósfera de otro planeta mediante análisis espectrales de observaciones hechas con telescopios, serían una señal bastante segura de que existe vida en algún lugar de ese planeta.

Hay en particular uno de esos gases metilados, el bromuro de metilo, que tiene varias ventajas sobre otros gases que tradicionalmente se han considerado como biofirmas potenciales en la búsqueda de vida fuera de nuestro sistema solar.

El equipo de Michaela Leung, de la Universidad de California en Riverside, Estados Unidos, ha examinado estas ventajas en un estudio reciente.

En primer lugar, el bromuro de metilo permanece en la atmósfera durante menos tiempo que los gases de bioseñalización tradicionales. Si se encuentra, lo más probable es que se haya elaborado no hace mucho tiempo, y que lo que sea que lo haya elaborado lo siga produciendo.

Otra ventaja es que las probabilidades de que el bromuro de metilo haya sido producido por algo vivo son mucho mayores que las de que un gas como el metano haya tenido ese origen, dado que este puede ser producido por microbios pero también podría ser producto de la actividad de un volcán u otro proceso geológico.

Hay muy pocas formas de crear bromuro de metilo por medios no biológicos, por lo que si este compuesto se detecta, las probabilidades de que señale la presencia de vida son muy elevadas.

Además, el bromuro de metilo absorbe la luz cerca de una bioseñal «prima» en el espectro, el cloruro de metilo, lo que hace que ambos, e indirectamente la presencia de vida, sean más fáciles de encontrar al mismo tiempo.

Aunque el bromuro de metilo es muy común en la Tierra, no resulta fácilmente detectable en nuestra atmósfera debido a la intensidad de la luz ultravioleta de nuestro Sol. La radiación ultravioleta inicia reacciones químicas que descomponen las moléculas de agua en la atmósfera, dividiéndolas en productos que destruyen el gas.

Sin embargo, el estudio determinó que el bromuro de metilo sería más fácilmente detectable alrededor de una estrella enana roja (de tipo espectral M) que en nuestro sistema solar o en otros con estrellas similares al Sol. Las enanas rojas son más pequeñas y frías que nuestro Sol, y producen menor cantidad del tipo de radiación ultravioleta que conduce a la descomposición del agua.

Según los cálculos realizados por los autores del estudio, para un planeta con vida, estar en órbita a una estrella enana roja aumenta la concentración y la detectabilidad del bromuro de metilo en cuatro órdenes de magnitud, en comparación con estar en órbita a nuestro Sol como lo está la Tierra.

Esto supone una ventaja para los astrónomos, ya que las enanas rojas de tipo M son más de 10 veces más comunes que las estrellas como nuestro Sol y serán los primeros objetivos de estudio en las próximas búsquedas de vida en exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar).

El estudio se titula “Alternative Methylated Biosignatures. I. Methyl Bromide, a Capstone Biosignature”. Y se ha publicado en la revista académica The Astrophysical Journal.

Fuente: NCYT de Amazings

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