Se trata del colombiano Breidis Prescott
Cuando Breidis Prescott decidió aceptar el combate contra Levan Ghvamichava con solo una semana de anticipación sabía que el riesgo era enorme, pero esperaba una potencial victoria que recompensara cualquier dificultad.
Aunque el colombiano (29-8, 21 KO) puso alma, corazón y vida en la velada de martes por la noche, se bajó del cuadrilátero con una derrota por nocaut técnico que disipa su intento de retornar a los primeros planos del boxeo y abre una seria interrogante sobre su futuro.
«Este es mi boleto hacia un combate más importante», había comentado Prescott previo a esta cita en el Casino Robinson Ranchería de Nice, California, sin pensar que el pasaje hacia un momento mejor se perdería en siete rounds y entre los pesados golpes de un georgiano rudo y duro que pasa por el mundo bajo el sobrenombre de «El Lobo».
Prescott comenzó muy bien la pelea y estuvo muy activo en el primer asalto con un eficiente uso del jab y movimientos laterales, que hicieron pensar en la posibilidad de una victoria y hasta de alguna conexión capaz de estremecer a su rival.
Sin embargo, a medida que avanzó el combate la marea fue cambiando a favor de la esquina contraria con un Ghvamichava (17-2-1, 13 KO) que conectaba mejor e iba minando la anatomía del sudamericano.
El primer aviso de que el abismo se acercaba se produjo en el cuarto asalto, cuando el georgiano llevó a Prescott a la lona y lo obligó a batirse en retirada, a pesar de que no dejó de luchar en ningún momento.
Prescott intentaba moverse, como le aconsejaba en su esquina el entrenador Franco González; Ghavamichava también seguía el consejo de su técnico y apretaba el acelerador «para no darle un segundo aire, no le des una segunda oportunidad», según le gritaba el reconocido Virgil Hunter.
Las piernas del colombiano lo decían todo: el balance se escapaba, la tierra se abría y no tardaría en llegar el final a los 2.32 minutos del séptimo asalto, con la segunda caída de Prescott por otro golpe contundente, antes de que el árbitro decidiera que el castigo duraba ya demasiado.