Sorprendente ecosistema fúngico en un remoto atolón

En medio del océano Pacífico hay un atolón deshabitado que alberga redes micorrícicas subterráneas que pueden haber desarrollado una capacidad única para reciclar los nutrientes entre las aves marinas, los árboles de la selva tropical y los arrecifes de coral.

Un equipo de científicos, incluyendo a Toby Kiers de la SPUN (Society for the Protection of Underground Networks) viajó a este remoto atolón en el marco de una reciente expedición de investigación.

En la misión se ha estado cartografiando la diversidad de los hongos micorrícicos a través del atolón de Palmyra, a más de 1.500 kilómetros al sur de Hawái. Este atolón, considerado en muchos sentidos como el más remoto de la Tierra, es escenario de muchas leyendas, como un doble asesinato, un tesoro hundido y la desaparición de aviones. También alberga un millón de aves marinas, arrecifes de coral intactos y una población de peces compuesta en un 44% por tiburones.

«Nunca hubiera imaginado tomar muestras de hongos mientras pequeños tiburones nadaban alrededor de mis pies. Mientras avanzábamos por el agua entre islas boscosas, apenas podíamos oírnos al hablar porque los pájaros hacían mucho ruido», rememora Kiers. «Visitar Palmira te permite retroceder en el tiempo, cuando otros organismos -no los humanos- dominaban el paisaje».

Los científicos que han tomado muestras del ecosistema de Palmyra esperan entender cómo los hongos micorrícicos facilitan el movimiento de nutrientes entre el mar y la selva tropical, y cómo los ecosistemas de las islas remotas se enfrentan al cambio climático, a las especies invasoras y al aumento del nivel del mar.

Durante la expedición, los científicos recogieron muestras de 27 islotes. El ADN de estas muestras será secuenciado para poder identificar a los hongos presentes en el ecosistema.

Entre las especies del atolón, se encuentra el imponente árbol Pisonia. La Pisonia es una especie autóctona de la selva tropical que, según algunos informes, digiere aves marinas que quedan atrapadas por la sustancia pegajosa que segregan sus semillas.

Kiers y su equipo realizaron un extenso muestreo de los hongos simbióticos que colonizan las raíces de los árboles Pisonia para comprobar cómo los nutrientes de las aves y su guano son capturados y transferidos en forma de nutrientes a los árboles. Los científicos creen que estos hongos micorrícicos crean circuitos de retroalimentación de nutrientes que no solo sustentan la selva tropical del atolón, sino también las comunidades de plancton y los arrecifes de coral de alta mar.

En este hábitat terrestre remoto, fuera del alcance de la interferencia humana, es posible observar una forma extrema de interdependencia entre organismos terrestres y marinos, tal como subraya Kiers. En consecuencia, si se pierde alguno de estos tipos de organismos (hongos, aves, árboles, corales…) podemos asistir a un devastador efecto cascada.

Fuente: NCYT de Amazings

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