Estas situaciones no son nuevas para el Dibu Martínez, que ya fue héroe para unos y villano para otros en el Mundial de Qatar, donde Argentina se coronó
El argentino Dibu Martínez lo ha vuelto a hacer. El arquero del Aston Villa fue el héroe de su equipo en una tanda de penaltis en la que, además de sus cualidades como portero, mostró sus ya tradicionales celebraciones y gestos.
Su ‘show’ comenzó en el primer lanzamiento del Lille. El argentino rechazó el tiro de Bentaleb y mandó callar a una grada francesa que, con la final del Mundial en la memoria, le dedicaba de todo menos piropos. Este gesto le valió una advertencia del árbitro, que incluso le amonestó tras el retraso del balón para que continuase la tanda.
Las dudas se apoderaron de todos los presentes en ese momento. Emiliano ya había visto una tarjeta amarilla durante el partido, por lo que la posibilidad de una expulsión sobrevoló el Pierre-Mauroy. Sin embargo, el cambio en la normativa en 2020, mediante el cual no se computan en la tanda las tarjetas del encuentro, le libró de la roja.
Pero la guinda estaba por llegar. El Dibu le dio la clasificación a los de Unai Emery al pararle el 5º penalti a Benjamin André. Su reacción fue la esperada: se giró hacia la tribuna y le dedicó su clásico bailecito, lo que provocó aún más la ira de los aficionados locales.
Estas situaciones no son nuevas para el Dibu Martínez, que ya fue héroe para unos y villano para otros en el Mundial de Qatar. De hecho, el pasado verano la IFAB modificó una norma para evitar las provocaciones de los porteros antes de los penaltis.
La nueva regla, pensada para que actuaciones como las del Dibu en el Mundial no se repitiesen, dice lo siguiente: “El guardameta deberá permanecer sobre su propia línea de meta, entre los dos postes de la portería y frente al ejecutor del tiro hasta el golpeo del balón. El guardameta no se comportará de manera que distraiga de forma antirreglamentaria al ejecutor del tiro”.
Por Joiner Martínez