Terry Gilliam termina el rodaje de ‘El Hombre que mató a Don Quijote’

La película cuenta en su reparto con Adam Driver, Rossy de Palma y Jonathan Pryce.

17 años de preproducción es lo que le ha costado a Terry Gilliam finalizar el rodaje de El hombre que mató a Don Quijote. Así lo ha anunciado el propio realizador a través de su perfil de Facebook en una publicación en la que se puede leer el siguiente mensaje: «Perdón por el largo silencio. He estado ocupado llenando el camión y ahora voy de camino a casa. Después de 17 años hemos completado el rodaje de El hombre que mató a Don Quijote. Muchas gracias a todo el equipo y los que creían en él».

El proyecto de la película se inició en 1989, pero una serie de problemas durante el rodaje -recopilados todos en el documental Lost in La Mancha- provocó su cancelación. Ahora, Gilliam ha conseguido cumplir con su objetivo con un reparto diferente al que se consolidó en un principio. De esta forma, Jonathan Pryce (Juego de Tronos) interpreta a Don Quijote y Adam Driver (Star Wars: Los últimos Jedi) a Toby Grisoni. La película también cuenta con Stellan Skarsgård (Vengadores: La era de Ultrón), Olga Kurylenko (Oblivion), Óscar Jaenada (Piratas del Caribe: En mareas misteriosas), Jordi Mollá (En el corazón del mar) y Rossy de Palma (Julieta). En 1998 Jean Rochefort (El artista y la modelo) iba a ser el encargado de meterse en la piel de Don Quijote y Johnny Depp (Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar) en la de Grisonia.

«Don Quijote es un soñador, un idealista y un romántico, decidido a no aceptar las limitaciones de la realidad, avanzando sin importar los contratiempos, como hemos hecho nosotros desde el comienzo de la producción.», afirma el propio Gilliam sobre su película.

El hombre que mató a Don Quijote sigue a un anciano convencido de que es Don Quijote y que confunde a Toby, un ejecutivo publicitario, con Sancho Panza. De esta forma, la pareja se embarcará en un extraño viaje con saltos hacia atrás y adelante en el tiempo pasando del siglo XII al XVII como por arte de magia. Poco a poco, Toby se va contagiando de ese mundo en el que es imposible separar el sueño y la realidad.

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